Urano es un planeta transpersonal (o generacional) en Astrología, que se desplaza aproximadamente 3 minutos al día y tarda unos 84 años en recorrer todo el zodíaco, permaneciendo unos 7 años en cada signo. La Casa 11 está asociada con el planeta, que también es corregente del signo de Acuario junto con Saturno, regente oficial en la astrología tradicional.

Tanto las fuerzas de Urano como las de Saturno son fundamentales y cada arquetipo tiene su propósito. En la astrología, no se puede eliminar una fuerza u otra, lo máximo que puede haber un equilibrio dinámico entre ellas. Cuando hay una fuerza que actúa en exceso, la otra debe actuar para mantener el equilibrio.

Astrológicamente, el planeta está asociado con la tecnología, Internet, los dispositivos electrónicos, la velocidad, la electricidad, la revolución, los cambios repentinos, las interrupciones, los choques de orden y la ruptura de patrones. Invoca nuevas corrientes de pensamiento, otorga intuición e inspira soluciones innovadoras a problemas difíciles. El planeta es un símbolo del “cielo estrellado” y considerado el tercer poder de Mercurio, una expansión de la conciencia y la comunicación, amplifica los temas mercurianos en un ámbito más amplio. En una simple analogía, mientras que Mercurio simboliza el dispositivo que accede a Internet, Urano es la propia Internet.

En el glifo de Urano, la cruz de la materia está abierta a las percepciones de los lados derecho e izquierdo del cerebro, insertada en el círculo espiritual. El símbolo de Urano es complejo e indica cómo percibimos las cosas de forma rápida e intuitiva. Son estímulos que se parecen más a destellos y que nos dan una comprensión “fuera de la caja”, además de las percepciones convencionales, como verdaderos insights. No es diferente a una antena de radio o televisión que capta señales a distancia para que el dispositivo las convierta y transmita información. Es un símbolo de esos repentinos momentos de claridad, revelación y explosiones creativas, que nos estimulan a tener nuevas ideas.

La flecha sobre un círculo solar es otro símbolo asociado con Urano y da la idea de que el espíritu y la vitalidad se dirigen con entusiasmo hacia arriba, hacia los ideales de forma espontánea. En Urano, las energías en realidad se dirigen hacia arriba, a diferencia de Marte, cuya flecha es diagonal. Tales energías van directo a los ideales superconscientes. Mientras tanto, las lunas crecientes laterales inciden en las percepciones conscientes del presente.

Urano acelera la mente y los procesos, muestra rutas alternativas que trascienden conclusiones rígidas o lógicas, generando “saltos cuánticos” del tipo que cuando nos damos cuenta, ya fue, ya cambió, ya era...

Si no se controla, la electricidad de Urano puede desencadenar energías destructivas o explosivas. Sin embargo, si se basa en consideraciones prácticas y experiencia, Urano fomenta innovaciones que dan una nueva aceleración a estructuras y conceptos desgastados, dirigiendo energías hacia el futuro.

Como ocurre con los otros planetas exteriores, la posición de Urano en el signo es menos importante que su posición en la casa para delimitar las diferencias individuales en los asuntos gobernados por el planeta. La posición en el signo tiene una importancia más histórica que personal, ya que este es un planeta que va más allá del individuo. Pero, por supuesto, también nos influye, aportando originalidad y una forma diferente de ver las cosas en cada persona.

La casa que ocupa Urano, en cambio, puede revelar cambios bruscos, eventuales disrupciones y áreas de la vida donde la persona puede estar más inquieta o tener impulsos de genio. Cuando Urano es más prominente en la carta astral, es el individuo quien puede convertirse en un agente modificador, provocando agitación dondequiera que vaya y despertando la conciencia de los que lo rodean. Suelen ser personas más independientes y originales.

La influencia de Urano en la carta astral

Como Urano tarda siete años en cruzar solo un signo del zodíaco, todos los nacidos durante un período determinado de siete años tienen a Urano en el mismo signo (aunque la posición de Urano en las casas va a variar ampliamente).

Por tanto, el signo es importante para indicar las diferencias entre generaciones y el destino común de un grupo de personas nacidas en el mismo período, es decir, influye en el comportamiento de una gran parte de las personas e indica lo que dejará de cambios en la sociedad, cuál será su legado,  además de cómo se manifiesta el deseo de libertad e individualidad de una persona, mostrando cómo establece una conexión intuitiva con la mente universal, lo que le permite recibir ideas originales e inspiración para entender la vida y resolver sus problemas. También indica las motivaciones ocultas en los deseos, esperanzas y metas del individuo, especialmente en los objetivos determinadas por la mente y puede revelar el tipo de amigos que una persona es probable que busque, los intereses y actividades que son afines, influyendo que frecuenta.

Urano está asociado con la mente universal, con la humanidad en general y es una energía reformista. Por donde pasa, concede la ventaja de romper barreras e innovar, siendo uno de los canales que nos permite trascender la realidad existente con nuevos colores cada 7 años. Siempre son necesarios nuevos impulsos para que el individuo y el colectivo evolucionen y sigan nuevos caminos.

El lado positivo de Urano aporta independencia, versatilidad, independencia, voluntad de cambio, creatividad, libertad, originalidad y la capacidad de inventar, de no conformarse solo con la realidad que nos rodea, de ver algo más. Se trata del dinamismo y la genialidad del Ser. Fuerza cambios repentinos cuando algo se puede mejorar, cuando una actualización está lista para instalarse.

La libertad de pensamiento, la intuición y la inspiración son otras características del planeta, que despierta pensamientos vanguardistas, el compromiso por explorar nuevos conceptos y representaciones del mundo, la tolerancia, el desapego y la extroversión. Urano también representa amistad, solidaridad y creatividad colectiva.

Su lado no armónico, en cambio, puede traer comportamientos como el fanatismo, la excentricidad, la perversión, la rebeldía desenfrenada, la terquedad, la irresponsabilidad y la desorganización. El individuo tiende a creer en verdades absolutas e indiscutibles, a volverse radical, desarrollando un individualismo narcisista y una incapacidad para ayudar o comprometerse, distanciándose emocionalmente de otras personas.

Equilibrar estas energías ayuda a Urano a señalar el camino hacia la construcción de un nuevo futuro. El planeta actúa en nuestra mente y toca la capacidad que tenemos para crear alternativas. A diferencia de Saturno, trae cambio, amor por lo inusual y contrario a los estándares, a las reglas establecidas. Aporta el deseo de deshacerse de la materia, la atracción por la metafísica y por temas que nos ayuden a expresar y desarrollar nuestra psique.

Saturno, como el último de los planetas sociales, trae la evolución de la conciencia por medio de la madurez, la responsabilidad y el trabajo duro, Urano trae la innovación, “el más allá”. A medida que la conciencia se expande, las estructuras se vuelven obsoletas, ya han cumplido su propósito y necesitan ser reemplazadas por nuevos conceptos. Urano es un símbolo de este cambio, a menudo brutal e inesperado. Su tarea es traer buenas noticias para cambiar cosas antiguas, ya sean viejos conceptos, tradiciones, patrones emocionales o estructuras físicas, allanando el camino hacia lo nuevo (incluso si esto nuevo es solo una actualización de lo que ya existe).