El Sol tiene como símbolo un círculo con un solo punto en el centro, el núcleo que simboliza la manifestación individual de nuestros espíritus. Representa nuestro interior, nuestra alma, nuestra esencia, la parte de nosotros que siente la necesidad de mostrarse al mundo. Esta expresión puede darse por medio del trabajo, las actividades sociales y el contacto con otras personas, dependiendo del signo donde estará posicionado.

Influye en nuestra autoafirmación y autoestima, nuestro brillo y poder personal. Es nuestra esencia, la parte de nosotros que es prácticamente inmutable y sentida profundamente. Interactúa con nuestra voluntad, propósito, capacidad de realización y toma de decisiones. El signo que da color a esta energía clasifica su modo de actividad.

El Sol es la fuente de energía primaria de nuestro sistema planetario, el “Astro Rei” que nos da vitalidad, el centralizador que guiará todos los demás posicionamientos de la carta astral. En este caso, se destaca de la Luna (que simboliza nuestras emociones, reacciones y hábitos) y Saturno (reglas, límites, entorno social, lado paternal). Es el Sol que expone nuestra parte consciente, sobria y activa de la creatividad que cada persona tiene. Es quien realiza el primer trazo de nuestro dibujo, generando los contornos y rasgos más básicos de nuestra existencia. Todos los demás planetas solo se complementarán con más trazos y más colores, terminando así la creación artística que es nuestro Ser completo, la obra viva que el universo manifiesta como su imagen y semejanza.

El mecanismo de defensa que desarrollamos durante nuestro proceso de desarrollo educativo y psicológico también está influenciado por el Sol, que muestra cómo cada persona reacciona ante los eventos y presiones del entorno que la rodea. Este mecanismo le da a cada individuo una identidad muy personal y un sentido del ego que hace que cada persona sea muy diferente a la otra, reaccionando de manera diferente ante eventos y estímulos externos defendiendo su posición.

En astrología representa más la edad adulta, de 20 a 40 años, simbolizando también para el análisis al jefe, el padre, el tío, el hermano mayor, el marido y otros hombres mayores. El Sol es el principio activo y masculino (yang), el arquetipo del héroe, el “Dios-rey”. Por eso, cuando se usa en algunas interpretaciones astrológicas, representa a presidentes, reyes, príncipes, líderes políticos, funcionarios superiores y administradores.

En este caso, si manifestamos nuestra esencia en una frecuencia estática o baja, el Sol puede manifestarse como inseguridad, arrogancia, falta de consideración por los demás y aplicar una vena dramática en la personalidad. Sin embargo, si actuamos de forma equilibrada en relación con la influencia de nuestro Sol, avanzaremos hacia el autocontrol, el coraje y la consideración.

El Sol es también una de las guías de nuestro propósito en la vida, pero para poder ejercitar este sentido del Ego de una manera ideal, también debemos cuidar a las demás personas en la afirmación de sí mismas, logrando así una verdadera autoconfianza y coraje.

La estrella se mueve alrededor de 1 grado al día por medio del zodíaco y tarda un año en completar el círculo, permaneciendo aproximadamente 1 mes en cada signo. No tiene movimiento retrógrado, tiene la Casa 5 asociada y también rige el signo de Leo. Su día de la semana es el domingo (o “Sunday”, en inglés). Otras casas astrológicas donde el Sol tiene más afinidad son la Casa 1, Casa 9 y Casa 10. Las casas 4 y 7 pueden considerarse las posiciones más débiles para su posicionamiento. Se puede decir que la Casa 12 también, ya que es una casa cadente donde las estrellas juegan un rol de finalización para un posible renacimiento posterior. Se dice que el Sol se debilita cuando está en Libra y se exalta en Aries. Sus planetas más amigos son Júpiter, Marte y la Luna, y los potencialmente antagónicos a su forma de actuar son Venus y Saturno. Mercurio se vuelve neutral en esta relación.

La casa astrológica donde se posiciona el sol en la carta se convierte en uno de los focos más importantes en la vida de la persona, donde esta es el área de la vida en que puede expresar más fácilmente su verdadera personalidad. Por ejemplo, si el Sol está en la Casa 7, entonces muestra que el ego está centrado en la pareja, las asociaciones o las relaciones de esa persona. Si está en la Casa 1, su ego y su autoafirmación pueden ser más fuertes, haciendo a la persona centrarse más fácilmente en sí misma. Al iluminar la casa donde está, también nos permite entender con mayor claridad los temas que rige esa casa.

El signo que rige la casa que ocupa también complementa las características de su signo solar. Es decir, si Tauro gobierna la casa que ocupa el Sol en su carta, es posible que tenga algunas características de este signo.

El posicionamiento del Sol también es muy bueno para las casas consideradas “maléficas”, ya que tiene el potencial de “quemar” los temas maléficos de esa casa. Una carta astral que tenga un sol débil puede hacer que los temas de las casas (y sus regentes) sufran un poco, pero lo mismo ocurre con lo contrario. Un Sol fuerte hará que estos mismos lugares ganen más brillo y relevancia.

La famosa pregunta “¿Cuál es su signo?” es solo la posición del Sol en su carta astral

Como el Sol es el único astro que mantiene una posición constante, es decir, cada año pasa por los mismos signos en la misma época, muchas personas terminan pensando que el signo solar es el factor más importante en astrología. Por supuesto, su influencia es grande, sin embargo, debemos recordar que nuestra carta astral todavía tiene el Ascendente (la cúspide de la casa 1), la Luna y otros ocho planetas importantes, es decir, usted puede sufrir varias otras influencias que se mezclarán con las del Sol para formar su personalidad y situaciones de vida.

El lado positivo de la influencia del Sol en la Astrología aporta energía, vitalidad y una autoridad interior que genera autoconfianza y afirmación. Proporciona valor personal, integridad y un sentido de identidad e independencia, allanando el camino para la realización de nuestras ambiciones.

Su energía negativa, en cambio, trae comportamientos como el orgullo, la vanidad y el complejo de superioridad. La persona puede sentirse más importante de lo que es, volverse arrogante, vanidosa, egoísta y exhibirse. Suele necesitar atención, reconocimiento y vincular el “éxito” a cosas equivocadas. Este lado negativo del Sol también puede dejar al individuo algo desorientado o sin energía, lo que conduce a la falta de ambición. Es más probable que la persona se sienta humillada, derrotada, anulada y que abandone las cosas. También puede despertar la sumisión y la timidez, cuando la persona no se desenvuelve bien con puestos superiores o directivos, o cualquier otro rol en el que tenga subordinados. A medida que el Yo superior despierta, las cualidades positivas comienzan a irradiarse a todos, sin filtros, como los rayos del Sol en un cielo sin nubes.

Combustión y proximidad

El Sol también tiene el potencial de “quemar” algunas de las cualidades del planeta que está haciendo una breve conjunción con él. A esto se le da el nombre de combustión y para que tal efecto ocurra y sea considerado, la conjunción de algún planeta con el Sol necesita estar a unos grados de distancia. A mayores distancias, el Sol puede incluso iluminar las cualidades de los planetas involucrados (entre 6 y 10/15 grados). Si la conjunción ocurre más allá de esta distancia, es probable que no tenga un efecto interactivo visible. La excepción a esta regla es Mercurio, pues siempre es el planeta más cercano al Sol. La conjunción debe ser de al menos 1 grado para que se analicen los efectos nocivos de la combustión entre el Sol y Mercurio.

De hecho, este es un tema complejo dentro del estudio de la astrología, ya que tiene opiniones muy subjetivas dependiendo del astrólogo que discuta el tema. Algunas corrientes astrológicas dicen que la combustión puede destruir por completo la fuerza del planeta en combustión, mientras que otras dicen que los efectos de la combustión tienen una fuerza muy pequeña, a menudo incluso insignificante, no siendo un gran problema para el nativo que tiene tal situación en su carta astral.