Neptuno se desplaza menos de 2 minutos al día y se vuelve retrógrado una vez al año durante aproximadamente 5 meses. El astro tarda aproximadamente 165 años en recorrer todo el zodíaco, permaneciendo unos 14 años en cada signo. La casa 12 está asociada con Neptuno, quien también es corregente del signo de Piscis. Como permanece en un signo durante mucho tiempo, termina diluyendo sus características, modificándolas lentamente a lo largo de una generación. Así como Urano, Neptuno influye tanto en la colectividad como en el individuo.

En el glifo de Neptuno, el creciente es ascendente y dirige nuestra atención hacia lo alto, trabajando para vincular las percepciones superiores con las realidades materiales. Por medio de él, intentamos hacer realidad el idealismo de los mitos y héroes superconscientes. Para eso, debemos tener un conocimiento pleno de nuestras limitaciones y la realidad que nos rodea, para que nuestras ideas puedan realmente materializarse y no sean la base de ilusiones o escapismos, sino como propulsores de algo más, trascendente.

En cuanto al equilibrio del arquetipo, cuando el creciente vence a la cruz, estamos perdidos en un idealismo impracticable, sin ver lo que es realmente posible dadas las circunstancias. Si la cruz supera la luna creciente, intentamos negar la decepción que sentimos cuando no logramos manifestar nuestras ideas y sueños, pasando al escapismo, soñando despiertos y alimentando fantasías.

Cuando la cruz y la luna creciente están en equilibrio, Neptuno nos da la capacidad de convertir nuestros sueños en realidad. Sin embargo, esto requiere paciencia, compromiso y disposición para hacer sacrificios. Las impresiones y la inspiración se ponen en marcha para innovar, creando formas artísticas o invenciones (especialmente cuando Neptuno es ayudado por otras energías planetarias).

Si bien Urano nos permite tener insights que nos hacen darnos cuenta de otros reinos de existencia, Neptuno es precisamente un símbolo de esos reinos. Urano nos lleva a Neptuno, que nos lleva a aventuras en otras esferas de la conciencia, para ver el concepto de amor universal unificado. Se asocia a las visualizaciones atemporales, de un caos que precede al orden en que solo el Universo puede ver la lógica y por esa misma razón, puede resultar peligroso si el acceso a dichos estados de conciencia no está equilibrado.

Neptuno actúa de manera sutil y misteriosa, corroe las cristalizaciones del ego, hace que lo particular se disuelva en lo universal. Está en sintonía con el amor incondicional y compasivo, incluido el acto de anularse y entregarse. Está relacionado con el mar, el nirvana, la redención, la universalización de las cosas y la falta de foco. Se disuelve, se infiltra invisiblemente, se esparce y se dispersa, es símbolo de falta de claridad. Es un símbolo de todo lo que parece, pero no es, del ilusionismo, de lo surrealista.

También simboliza los sueños de una generación, su comportamiento, la moda, cómo nos vestimos en un momento determinado, qué música escuchamos, qué películas se convierten en hitos, es decir, está mezclado en la cultura y la sociedad. En el individuo, la influencia puede ser una calle de doble sentido, porque la casa que él ocupa trata sobre asuntos que la persona no puede ver con total claridad y puede engañarse, necesitando tener suficiente foco y noción de sus temas para evitar errores, pero también aportará suavidad e inspiración a este sector.

La influencia de Neptuno en una Carta Astral

Neptuno trata de la inspiración para las artes, la atracción por lo místico, del sacrificio personal, de la ilusión y la sensibilidad para capturar y comprender imágenes. Se trata de una liberación emocional incondicional, de superar nuestras frustraciones y sufrimientos. Neptuno incita al deseo de volver a alcanzar un paraíso que hemos perdido. No queremos ser seres individuales, separados, buscamos una plenitud unificadora.

Al tratar con nuestra sensibilidad e imaginación, Neptuno puede aportar inspiración, compasión y creatividad, así como la falta de estas características. Puede traer amor y decepción, felicidad y sufrimiento. Por supuesto, todo esto es relativo y depende mucho de cada persona y dependerá de los aspectos formados.

El lado positivo de Neptuno aporta bondad, compasión, inspiración para las artes, el buen gusto o la actuación en el cine, la poesía, la música, la danza, una inclinación hacia el misticismo y una sensibilidad intuitiva y contemplativa que abre las puertas para recibir lo maravilloso, lo sublime. Se trata de la búsqueda del individuo para redimirse y trascender, su capacidad para sacrificarse y dedicarse. Además, trata de nuestra adaptación y convivencia con el entorno que nos rodea y nuestra capacidad para idealizar la realidad.

Su lado negativo, en cambio, trae características como la apatía, la pasividad, la ingenuidad, el narcisismo y el deseo de ser tratado como un niño. Hay una tendencia a las relaciones que pueden volverse destructivas, con personas aprisionándose unas a otras, lo que dificulta romper los lazos de dependencia y dominio. Puede llevar a una persona a perderse en paraísos artificiales, como drogas, sueños, ilusiones y fantasías irreales.

Cuando el planeta tiene más protagonismo en una carta astral, aporta más poder intuitivo y flexibilidad, pero también puede dejar a la persona confundida, sin rumbo y engañada, porque al mismo tiempo que se preocupa por los demás, puede dejar de cuidar los propios problemas personales.

El individuo puede comenzar a idealizar en exceso la realidad y quedar impresionado con enorme facilidad, volviéndose emocionalmente inestable, con ideas y motivaciones tumultuosas. Faltan reglas y metas, su voluntad es casi nula y se vuelve desorganizado, introvertido e indeciso. La persona incluso puede estar abierta al sufrimiento y las frustraciones, lo que puede llevarla al uso de sustancias a las que termina siendo adictiva.

Equilibrar las energías de Neptuno nos acerca más a derribar barreras y diferencias entre los individuos.

Los aspectos tensos de Neptuno en la carta astral

Cualquier aspecto tenso de Neptuno con un planeta personal (Sol, Luna, Mercurio, Venus y Marte) hará que ese planeta esté un poco “brumoso”, que haya como una niebla sobre él. Por ejemplo, digamos que alguien tiene un aspecto difícil entre Neptuno y Marte. Marte, siendo el planeta que representa acción, iniciativa, motivación sexual, motivación directa, ira, etc., se debilita debido a la influencia de Neptuno.

Es como si Neptuno “ahogara” a Marte, llevándolo a las profundidades abismales del océano. Una persona con una cuadratura entre Marte y Neptuno, por ejemplo, probablemente tenga dificultades para encontrar la motivación y puede pasar mucho tiempo queriendo, imaginando y pensando en hacer cosas, pero nunca obteniendo el impulso necesario para comenzarlas. Es como una marea más débil, se hace más difícil saber qué hacer para finalmente proceder y encaminar las cosas, tener ese impulso y entusiasmo para hacer y luchar.

Un aspecto tenso entre Neptuno y Venus puede hacer que una persona sea muy idealista, siendo más difícil para ella ver todos los puntos de sus relaciones o intereses amorosos con mayor claridad. Es esa persona romántica que idealiza demasiado la relación y ve solo lo que quiere, sin importar la realidad de los hechos.

Neptuno puede distorsionar las impresiones y provocar grandes decepciones, porque cuando la realidad llama a la puerta y se instala (y eso incluye todas las imperfecciones humanas), aquellos que idealizan demasiado inevitablemente se enfrentan a la decepción en algún momento, encontrando un escenario detrás del velo de la ilusión totalmente diferente a lo que imaginaba. Es por eso que Neptuno siempre se asocia de alguna manera con el amor y el glamour extremadamente románticos e idealizados. Evidentemente, ninguno de los temas se basa en la realidad de las cosas.

Es como un refractor, que desvía la luz de su dirección normal. La definición de refracción (palabra que deriva del latín “refractio” y que significa “roto”), es el cambio en la dirección de una onda al cruzar la frontera entre dos medios con diferentes índices. La refracción modifica la velocidad de propagación y la longitud de onda, cambiando la visualización final. Esto es muy visible en el agua, lo que provoca un cambio en la dirección de un haz de luz.

Neptuno rompe y disuelve las formas o estructuras de la realidad, algo que puede significar algo más, o nada.

Neptuno representa nuestra obsesión por trascender todo lo que nos limita, frustra o causa dolor. Representa la voluntad que tenemos de volver a nuestra infancia, al momento de nuestra creación, a nuestro inconsciente más profundo, a un mundo sin formas ni limitaciones. Es nuestro deseo de encontrar el paraíso perdido y lograr la perfección. Es un impulso escapista que construye un puente entre lo mundano y lo divino.